"Se nos informó que íbamos a descender sobre el agua, pues resultaba aventurado un aterrizaje a ciegas en tierra, asegurándosenos que hallándose los tanques de combustible vacíos iban a hacer las veces de flotadores, impidiendo el hundimiento del avión."

"De acuerdo a lo informado por el aviador, el agua tenía allí cerca de tres metros de profundidad y el avión cuatro metros de altura. Pero tuvimos necesidad de subir a las alas pues lentamente el agua iba penetrando en el compartimiento de pasajeros."

"Después de horas de angustiosa espera oímos voces a nuestro alrededor. Eran dos pescadores que, con su pequeño bote, venían en auxilio de los pasajeros del avión. Se dieron a conocer, eran los hermanos Romandeguy."